Ahora su cabello es radiante,
Y su bella pierna delicia sincera,
Candente deseo hiriente entre sus piernas;
La mañana quemo un sueño de oro en su cabello,
Y el deseo intenso de más sereno sentimiento
Muere en el seno del desenfreno….
(A una rubia preciosa hasta en los más sutiles encantos)…. y desencantos.
Secretos de una mente desaliñada………
O dolores gracias al olvido
Hoy me desperté, porque no es igual que levantarse, con el recuerdo de alguien tan diametralmente opuesto a mí, que cuando la reconocí luego de una primera anterior larga conversación extraña entre dos recién conocidos al instante, supe que no saldría de mi nuevo……….
La conocí de noche en un bus de regreso a mi casa de la u, en ese día recibí noticias nefastas, tan duras, irónicas y que me contrariaban entero por el próximo año, estaba mirando por la ventana seguramente notablemente rabioso, por lo que cuando alguien me preguntó si me encontraba bien me sorprendió pues no noté que nadie se sentara a mi lado, con ese típico alter ego que tiende a tomar fuerza en mi empecé a analizarla, no diré lo que descubrí o sospeché, pero si lo que observe atentamente; es verdad……. “observar atentamente es recordar distintamente”…….. era delgada y presumiblemente alta, un gabán morado de calidad con capucha y flecos color crema, un tablero de dibujo de arquitectura dentro de su funda de tela delgada y con un grabado rojo en la esquina superior, unos audífonos con creo jazz y un anillo dorado sobre el dedo anular permitieron una conversación fluida con ella. Respondí como es obvio mintiendo de porque estaba tan visiblemente molesto, conversamos y me dio ánimos, con esa sinceridad con que los buenos corazones que no conocen desgracias saben hacer, lo sé bien, un buen corazón con la desdicha se percude, por eso me hablaba dulcemente; en medio del viaje conversamos de lo más tonto, y nuestras ideas tan opuestas causaban gracia a ambos, tan jovial y yo tan melancólico, me dijo que (por lo que le hablé) que era muy perspicaz pero no en lo del anillo, no estaba ni como mucho comprometida; y me pregunto el nombre, no sé si también le mentí esa vez y me dio su nombre que de inmediato lo despaché a pesar de que me advirtió de que causaría risa y lo hizo, lo logre rescatar del olvido porque ese nombre era como el de Delgadina de “Memorias de mis putas tristes”, no diré el nombre acá porque ya está arriba, casi al inicio; conversamos…… algo que valoro es tener con quién conversar, no hay nada tan frustrante como estar siempre solo por que las conversaciones son aburridas y monótonas y todos absolutamente todos tratan de sacar a relucir con poca inteligencia sus particulares minúsculos y comunes logros en la vida, que si prometidas, que si casa, que si negocios, blah, blah, blah, también ella, pero la diferencia estaba en la sutileza, en la ausencia de pedantería en su voz, nada disonante a las pretensiones de alguien a quien se escucha como única. Un bonito viaje con alguien particular, ese tipo de gente, como las veces que estamos sobre un bello verde prado, con tanto pasto como gente conocemos, pero solo a veces y muy a veces encontramos gente que es como un árbol, grande que opaca al llano y ofrece descanso. Llegamos. Y ¡que bruto!!!! Me olvide de verle la cara, ¡que sonso!, como reconocerla, toda una pato aventura, que poco atento soy para observar al fin.
Terminó o creí que termino ahí, pues después de un tiempo, no estoy seguro de exactamente cuanto, esta vez de camino a la facultad, me encontré yo con un único puesto disponible, en realidad el otro asiento disponible estaba más atrás con un tipo bien parecido y en apariencia nada des confiable salvo por su delatora mirada de ser un amante estilo neo-greco: gay, no es que sea homofóbico pero el sujeto en cuestión me clavaba desde hacia días esas incomodas miradas que seguro los hombres hemos de saber hacer con las damas, pero note que el otro asiento vacío era al lado de una rubia preciosa, con unos cabellos crespos de oro, piel lozana y dorada, una boca pequeña con unos labios carnoso, gruesos, rojos, deliciosos, ojos negros y graciosos que me miraban fijamente como esperando devolver un saludo; ¿la conozco?.... ¡qué despistado que soy!....... y vino como la respuesta como una epifanía, o mejor dicho vi su tablero de arquitectura y note su casaca morada con cuadros suturados……..
por la pucta.... que bien relatado... me sacaste la pucta hermano.... la rubia sera tea de conversacion en la proxima salida al cafe... un abrazo
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