viernes, 17 de diciembre de 2010

La terminal


La terminal (sin Catherine Zeta Jones)



A veces y solo a veces la vida común en todos sus días nos privilegia con una maraña continua de recuerdos, con una brillante media noche llena de escenas tremebundas, de monstruos abortados habitantes extraños de las sombras olvidadas de aquellas zonas de carga, de espectros informes, sobras de alimentos de sangre incluso para los más extraños. Las caras siempre extrañas tardando en disimular el acecho, el hambre siempre pasajera de mala gana en los viajantes a deshora, en esa terminal que desde ahora ya no será otra cosa que el refugio retorcido de todos aquellos que aquella noche estaban perdidos, un instante en esta vida, todas las noches que les restan de agonia.



¿Yo?, Salía del hospital; allá resguardado del dolor, escudado tras los vidrios de lo objetivo, con la única dificultad de diagnosticar las miradas de casi una niña de colegio que le tocaba siempre hacer sus prácticas en mis turnos, y disimular el tedio que el coqueteo de una interna pueril me daba. Yo tonto y necio, sabiendo el riesgo, me marcho al terminal cerca de la una de la mañana. Allá como entrando a un lugar como de esas películas ambientadas en Somalia, muerto todo pero nada en calma, me tocó esperar tres largas horas, extrañas y deshechas… Ebrios dormidos y otros ebrios por un sueño fugitivo y escurridizo, liviano como el peso de la noche que le alcanza a uno en un lugar sin cara. Cosas como caras que no hallo relación medica salvo con las muecas que deja la desgracia; pies arrastrados jalando el peso que va sonando como el recuerdo de haber probado algún momento antes algún solvente, droga que es camino rápido para ser demente, y que atrofia el cerebro tan rápido como atrofia alguna minúscula alegría que esas vidas han de saber perder las mañanas negras de esos días.


Al otro lado del pasillo un bermejo carpintero llevaba sus herramientas y cargaba el peso de una conversación con uno de esos profesionales que visten casuales, sin la reprimenda cruel que debe ser estar obligado a llevar terno en esos lugares, seguro era un arquitecto o ingeniero.


Un muchacho alto moreno y costeño leyendo guardaba las distancias de las gordas de risas fofas como sus carnes, de sus maridos tontos y torpes que se alegraban y hacían muecas como risas de solo cortar el sueño con un golpe a sus esposas.



En la sala de espera una tribu de mochileros repartidos entre el sueño en el suelo arropados con los brazos de su pareja y cobijas de lana y otros sentados esperando el tiempo que tanto han sabido perder para salir a algún lado, con los pelos largos y zapatos de planta calvos, maromeros o lectores madrugadores de un texto de conocimiento alternativo, de esos que leen con atención como si fuera el pilar nativo para su propia vida… y a esos yo los creía lejanos de la tristeza… como con los ojos siempre en el horizonte buscando el fin de esta vida que es un sueño enorme, bebiendo a duras penas o drogándose duro sin pena…. pero no, ahí donde estaban no había privacidad, y una, la más atrasada, torcía la cara, había aprendido a esconderse en los lugares donde nadie busca, había aprendió a abstraerse de su compañeros que están siempre a su lado y la ofuscan, se había escondido aun cuando estaban a lado y la abrazaban, ella, dejaba caer una lagrima, estaba callada y sin embargo lloraba, callada y con un dolor en el alma que desde mi distancia se le notaba, que pena, incluso los que trotan lejos del sufrimiento son alcanzados por las lágrimas; ¿coincidencia que yo estuviese cerca?, o todos nos parecemos en algo en el alma. Viejos, feos, extraños, humanos.

Welcome back irises


Escribo esto desde la soledad de la universidad, donde todos pasan y nadie se queda; donde el anonimato resta importancia a la extrañeza, donde los poemas mueren y acuden miradas extrañas; antes era ateo, digo era porque creo que "eso" es cuestion de motivos, digo esto porque las razones y la lógica en toda la vida salen sobrando, y ahora solo ando motivando razones para la esperanza....

Digo solo porque todos me han rodeado, digo apesumbrado porque nada he logrado.

La tregua de Benedetti fue solo eso: un libro con el titulo de tregua; yo no quise una tregua, quería una sangrienta batalla, una desenfrenada y enajenada guerra a tu cuerpo, a tu entero ser.

Ahora, despues del libro, de las horas de vicios, de tratar de olvidar viejos crímenes con otros nuevos me ecnuentro peor que al principio: con tu recuerdo de siempre y yo de nuevo al borde del precipicio.

Hoy no me restan figuras poéticas, no estoy para princesas ni para dragones de un cuento; hoy no te he visto pero te siento simpre presente, y hoy he vuelto a clases despues de perderme durante un invierno, hoy desmenti que habia muerto...

Que estupidez la feniletilamina, la oxitocina y la estefania....

martes, 19 de octubre de 2010

rian de rian



SILENTIUM











Incendiario siniestro
Convento abandonado,
Campo batallado;
Cementerio etéreo y
Silencio encumbrado.

En silencio, y en silencio
Esta mi cuarto.
Salvo el tintineante e incesante
Que repite incansable
Mi mente; recuerda titilante
Mientras duerme lejana e inerte;
Un recuerdo siempre extraño y siniestro
Como un funesto engaño;
Como un sueño; como un sueño.

Como un sueño un eco
Se empeña contra los muros;
Remolina como un engendro
En el oscuro aposento;
Sin bordes sin cuerpo
Sin un cuadro o un contorno;
Salvo el negro y tremendo
Infierno, siniestro y extraño
Como el más terrible sueño

Y acude al encuentro
Un recuerdo y mi silencio
Engañando va cantando
Un sueño ajeno
Sin tormento.
Ah! Pero es mi amada
Que regresa a su casa
Y revisa mientras pasa
Paso a paso
Si el silencio se mantiene
Perenne e indemne.

Callado más que en silencio
Mi cuarto y su sueño repiten: un muerto.

Ha muerto, y solo el silencio rinde tributo
Ha dicho ha muerto, y me encierra brusco
Un salto y susto desde el sueño de cama.

Pesado como el plomo, he sentido tu abandono;
Perdido y solo, he dormido en silencio.
Más me despierto callado
Para presentir
La noche de mañana, otra vez
Y sin calma
El Silencio de tu abandono.

El olvido a medio tono


La causa de que un hombre quiera a muchas mujeres es siempre una sola mujer.
La forma más terrible de conocerse
es mediante la honestidad que en
la soledad suelen susurrar las copas

No soy precisamente un tipo que embellezca el día por su buena apariencia, pero de que atraigo miradas lo hago, tanto que es incómodo, digo molesto porque hay un neo-greco que no disimula conmigo sus orientaciones, de eso ya hablé antes, además le soy fiel al guambra loco…

Pero no es eso lo que venía hoy a confesar, he tenido encuentros carnales satisfactoriamente numerosos y satisfactoriamente maravillosos, tanto que me he vuelto misógino, y hablo sin tapujos de sexo cuando quiero y donde quiero, claro siempre un poco recatado donde sea debido, no vaya a ser como a un amigo que le dicen Gregorio el morio (por moria); pero de que tengo tengo, tengo a chicas bonitas, es mi debilidad, y tengo a peluconas, que son mi talón, porque a mí de pelucón ya no me queda nada, tanto ya no tengo nada que incluso me he afeitado todo todo, y de pelucón ya no tengo nada y eso extraño. Pero lo que no extraño son mis días de tímido niño que nunca ha metido, y por eso me sorprendió que a mí se me insinuaran tan pero tan abiertamente niñas bonitas y peluconas, que engañándome, sabiendo el desenlace, me lancé a olvidar, a mi águila, la que me corroe las noches enteras, a mi silfo, que como hoy entre el éter de la ebriedad parecía una sombra fantasmal, de la que ya no me alzaré nunca más……

Y hay una costeña que me encanta, y una preciosa de primer año que transpira sensualidad, y una gata que ya siente el irrefrenable interés por este indefinible tipo que no tiene nada interesante, y otra que del brazo de su nuevísimo novio con la picara mirada que solo las mujeres tienen me sigue diciendo me gustas, pero a mí esto ya no me está gustando…

Porque que dolorosas fueron las bromas burlonas de mis amigos cuando la seguí con la mirada sin disimular cuanto aún me encantaba, cuanto aún le trastornaba a ese mismo tipo que momentos antes en el bar y en lunes (no tuve clases) exponía entre caballeros sus mas bizarras cabalgatas, casi con desdén, como diciendo este es el edén que uno mismo se crea a fuerza del pecado…. Y así la causa de que yo este cada vez más vacio es que sigo buscando entre las espaldas la tersura de la piel de solo una…. Y así estoy pasando de ser un nihilista a un cínico que está a punto de subastar su alma, si es que aún me queda...

PD: (al que corresponde) the party orgy has been refused. I was drunk that day and I said stupid things. Sorry mate.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Como es que te recuerdo



(Y lo que intento para no hacerlo)


Déjame atormentarte con un recuerdo; percibe por un instante después de que la mente haya viajado en silencio en el tiempo ese momento en que vuelves al cuerpo, al olvidado viajero de un cuento, al que permanece estático mientras rescatas un vago sentimiento. Una pasión abandonada y una tormenta ya innecesaria.

Y tengo un sinnúmero de recuerdos viejos. Una lluvia de viejos enemigos muertos. Unos días que ya no atienden al tiempo, que se lanzan a secuestrar todo momento en que ya no siento, ni tu piel ni tu aliento que rescatan el amor en mi cuerpo.
Déjame que recuerde las treguas de entre los días que se pierden, esos días en que pareces estar siempre presente, que sonreíste y miraste y fuiste los minutos alegres que ahora son tristes.

Y déjame evocar sin soñar tu entera fisonomía y la completa armonía de tu cuerpo y su aroma.

Y quisiera prolongar tan solo un momento más la melodía estática de un instante de tu vida. Pero solo déjame tenerte entre el vaivén del adiós cobrando fuerza. Antes de encontrarme con el olvido. Con el infalible despido del opio. Con la iracunda miseria del amor próximo a ser perdido.

¡Y cómo te recuerdo! nítida como ensueño, pasajera como el viento, pesada como el acero, con tus labios entre el humo del cigarro, con tu cuerpo siempre rondando los retorcidos caminos en que busco el olvido; ni los vicios acuden a desterrarte de mi mente, que insistente me repite como cura: ¡la muerte, la muerte!

Pero parece que desisto del intento, que desconfío de la muerte, mi mano pierde su poder sobre mi veneno que lento se pierde, lejos, lejos en el suelo, dejando un rastro blanco sobre un fondo negro y siniestro como el más terrible infierno, que también se disipa y de entre lo oscuro y el humo nacen tus cabellos, tus ojos negros tu piel blanca, ¡y peor aún solo estoy inmóvil ante un fantasma!

Inmóvil, voy cercano a esa recompensa que es la paz del olvido en el sitio donde no puedo negar tu mirada: los sueños, que ya solo serán por el opio dormidos. Ahí desde donde te invocaste sola, rescatándote sin que yo lo quisiera, ahí voy a perder las horas que serían las más próximas a la muerte, aún así, es necesaria la muerte: tu muerte. La vida mía, la muerta, es necesario que siga viva.

Pero no pude olvidarte, ¿la prueba?, te recuerdo y recuerdo el cuarto negro, en infalible silencio con el sueño, lo que no recuerdo son solo los ojos que ya no son mi cielo. Este es el invariable camino para perder el alma, tú alma y la mía. Para esto debo continuar una cadena de piedras sobre el mar de cristal…

jueves, 26 de agosto de 2010

El camino del recuerdo.

Ahora su cabello es radiante,
Y su bella pierna delicia sincera,
Candente deseo hiriente entre sus piernas;
La mañana quemo un sueño de oro en su cabello,
Y el deseo intenso de más sereno sentimiento
Muere en el seno del desenfreno….
(A una rubia preciosa hasta en los más sutiles encantos)…. y desencantos.


Secretos de una mente desaliñada………
O dolores gracias al olvido

Hoy me desperté, porque no es igual que levantarse, con el recuerdo de alguien tan diametralmente opuesto a mí, que cuando la reconocí luego de una primera anterior larga conversación extraña entre dos recién conocidos al instante, supe que no saldría de mi nuevo……….
La conocí de noche en un bus de regreso a mi casa de la u, en ese día recibí noticias nefastas, tan duras, irónicas y que me contrariaban entero por el próximo año, estaba mirando por la ventana seguramente notablemente rabioso, por lo que cuando alguien me preguntó si me encontraba bien me sorprendió pues no noté que nadie se sentara a mi lado, con ese típico alter ego que tiende a tomar fuerza en mi empecé a analizarla, no diré lo que descubrí o sospeché, pero si lo que observe atentamente; es verdad……. “observar atentamente es recordar distintamente”…….. era delgada y presumiblemente alta, un gabán morado de calidad con capucha y flecos color crema, un tablero de dibujo de arquitectura dentro de su funda de tela delgada y con un grabado rojo en la esquina superior, unos audífonos con creo jazz y un anillo dorado sobre el dedo anular permitieron una conversación fluida con ella. Respondí como es obvio mintiendo de porque estaba tan visiblemente molesto, conversamos y me dio ánimos, con esa sinceridad con que los buenos corazones que no conocen desgracias saben hacer, lo sé bien, un buen corazón con la desdicha se percude, por eso me hablaba dulcemente; en medio del viaje conversamos de lo más tonto, y nuestras ideas tan opuestas causaban gracia a ambos, tan jovial y yo tan melancólico, me dijo que (por lo que le hablé) que era muy perspicaz pero no en lo del anillo, no estaba ni como mucho comprometida; y me pregunto el nombre, no sé si también le mentí esa vez y me dio su nombre que de inmediato lo despaché a pesar de que me advirtió de que causaría risa y lo hizo, lo logre rescatar del olvido porque ese nombre era como el de Delgadina de “Memorias de mis putas tristes”, no diré el nombre acá porque ya está arriba, casi al inicio; conversamos…… algo que valoro es tener con quién conversar, no hay nada tan frustrante como estar siempre solo por que las conversaciones son aburridas y monótonas y todos absolutamente todos tratan de sacar a relucir con poca inteligencia sus particulares minúsculos y comunes logros en la vida, que si prometidas, que si casa, que si negocios, blah, blah, blah, también ella, pero la diferencia estaba en la sutileza, en la ausencia de pedantería en su voz, nada disonante a las pretensiones de alguien a quien se escucha como única. Un bonito viaje con alguien particular, ese tipo de gente, como las veces que estamos sobre un bello verde prado, con tanto pasto como gente conocemos, pero solo a veces y muy a veces encontramos gente que es como un árbol, grande que opaca al llano y ofrece descanso. Llegamos. Y ¡que bruto!!!! Me olvide de verle la cara, ¡que sonso!, como reconocerla, toda una pato aventura, que poco atento soy para observar al fin.
Terminó o creí que termino ahí, pues después de un tiempo, no estoy seguro de exactamente cuanto, esta vez de camino a la facultad, me encontré yo con un único puesto disponible, en realidad el otro asiento disponible estaba más atrás con un tipo bien parecido y en apariencia nada des confiable salvo por su delatora mirada de ser un amante estilo neo-greco: gay, no es que sea homofóbico pero el sujeto en cuestión me clavaba desde hacia días esas incomodas miradas que seguro los hombres hemos de saber hacer con las damas, pero note que el otro asiento vacío era al lado de una rubia preciosa, con unos cabellos crespos de oro, piel lozana y dorada, una boca pequeña con unos labios carnoso, gruesos, rojos, deliciosos, ojos negros y graciosos que me miraban fijamente como esperando devolver un saludo; ¿la conozco?.... ¡qué despistado que soy!....... y vino como la respuesta como una epifanía, o mejor dicho vi su tablero de arquitectura y note su casaca morada con cuadros suturados……..

lunes, 23 de agosto de 2010

sin deseo de seso, solo seseo.

el exceso de drogas, y demasiados videojuegos si dañan al cerebro.

asi que un pequeño exceso del que dice a los moralistas que se parecen a una puta que se conmociona ante un desnudo en un museo, creo que asi era...........

En una alcoba tibia donde, como en un invernáculo,
El aire es peligroso y fatal,
Donde los ramilletes moribundos en sus féretros de vidrio
Exhalan su suspiro final,



—Lejos del mundo burlón, lejos de la multitud impura,
Lejos de los magistrados curiosos,
Duerme en paz, duerme en paz, extraña criatura,
En tu tumba misteriosa;


chuck baudelaire